yacen juntos en un lecho de ternura,
con el calor de sus cuerpos cansados
arropándoles el alma,
mecidas por el influjo de la luna,
dos vidas mimetizadas respiran amor en calma
él esboza una pícara sonrisa,
el recuerdo húmedo y turgente del deseo
acude sin previo aviso a su mente,
ella se pierde en el abismo de sus ojos,
del mismo modo que medio siglo atrás,
y siente el vértigo bailando en su vientre
envueltos en total complicidad,
las manos entrelazadas, delicadas, transparentes,
retienen entre sus dedos, atrapadas en el tiempo,
deliciosas caricias adolescentes
con el velo del amor sobre sus rostros marchitos
se besan en los labios y se beben el aliento,
y exhalando suspiros resignados
permanecen abrazados en el mundo de los sueños,
mientras la noche es testigo de tantos años de amor...