jueves, 21 de octubre de 2010

a una estatua , en urgencias


diríase que permaneces impasible
observándolo todo desde ese rincón,
pero tus lágrimas de bronce son reflejo
de los vaivenes del pulso arrítmico de la desolación
*
ese inmenso abanico de miradas caóticas
entretejiendo en el aire un sinfín de mensajes,
buscan respuestas amables para sofocar la angustia
que, atenazada en sus ojos, pugna por liberarse
*
largos suspiros...susurros...risas nerviosas y llantos
decrecen y cobran fuerza según va pasando el tiempo,
melodías de apellidos vienen y van con las horas
mientras los rostros cansados enfatizan sufrimientos
*
y, testigo mudo, escuchas el crepitar incesante
de la tristeza y el miedo , saturados de impotencia,
retazos de dudas danzando entre interrogantes,
que esperan desesperando, en una sala de urgencias...