cuarenta días gritándole su furia al mundo,
alardeando de fuerza, sin dar tregua ni cuartel,
su poder devastador cubre implacable el paisaje,
avanzando a su capricho, sometiéndolo a su ley
va sepultando a su paso huellas de generaciones,
fotos, recuerdos, rincones, éxitos y fracasos,
su canción atronadora se hace eco entre la gente
borrando modos de vida, sudor, esfuerzo, trabajo
la memoria de los pueblos va sucumbiendo a sus garras,
enterrada en ríos de lava, despiadada y fascinante,
destructora, desafiante, hipnótica, aterradora,
soberbia, perturbadora, fotogénica y salvaje
miradas desesperadas, gestos de resignación,
corazones encogidos sobre lechos de ceniza,
mujeres y hombres valientes dispuestos a renacer
partiendo otra vez de cero, cuando el volcàn lo permita