estaba la luna mora colgando de mi ventana,
engalanada de fiesta, con su luz fría y brillante,
me sonreía traviesa, susurrándome promesas
para captar mi atención
y se enredaron mis ojos en el cielo ultramarino
con miríadas de estrellas, impúdicamente bellas,
desplegando su fulgor
atrapada en el momento, con el corazón en vilo,
acomodé mi mirada a esa conjunción sagrada
que me robaba el aliento
y en ese mágico instante, la estrella mas rutilante
cruzó el cielo ante mis ojos
lancé un deseo con alas, que enganchándose en su estela
cabalgó aferrado a ella, perdiéndose en el horizonte
destellos embriagadores aplaudieron mi fortuna,
y observando divertida, me guiñó un ojo la luna
y me fui a dormir, feliz