viernes, 2 de marzo de 2018

avivando rescoldos

cómo sonríen tus ojos escudriñando los míos
que entre chispas de promesas te sostienen la mirada,
adivinan la dulzura del lenguaje sin palabras
que establecen nuestros cuerpos fingiendo su reticencia

la insolencia de las yemas de tus dedos explorando
cada pliegue de mi cuerpo donde anida la pasión
saborean la impaciencia que recorre nuestros poros
avivando los rescoldos en esa tregua de amor

un mudo quejido lánguido se desliza entre mis labios
que implora, más que prohíbe, e incita a la insumisión
se desvanece el cansancio de la primera batalla
y va trepando el deseo de otro tsunami de amor

la luna, único testigo, nos abraza y nos envuelve
con su manto de lujuria, cómplice de nuestras ganas,
preñada de luz de plata brilla radiante en el cielo
mientras danzan en el aire suspiros de madrugada