el frenético ritmo de mi corazón
parecía tener eco , reberberando en mi pecho,
y, en segundos, mi mente asumió y dió por hecho
que alejarme de tu lado era una absurda sinrazón
*
todavía en mis retinas afloraba la belleza
de los suaves copos blancos que la magia nos prestó
cuando encontraron su nido dos almas enamoradas
y, cogidos de la mano, perpetuamos nuestro amor
*
y giré sobre mis pasos, sin pensármelo dos veces,
incapaz de soportar por mas tiempo esa agonía,
dejando atrás un avión, para volar a tus brazos
y empapar nuestras mejillas con guirnaldas de alegría...
jueves, 16 de diciembre de 2010
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