respiramos juntos ese olor dulce
del silencio compartido, en nuestro lecho,
cuando , sin hablarnos, doy por hecho
que es preludio de lujuria y sinrazón
mi espalda se apoya contra tu pecho
que delata el deseo que te agita,
y se va colando entre mis poros
despertando, poco a poco, mi pasión
presiento las sensaciones de las yemas de tus dedos,
y aún antes de que me roces se eriza mi piel, y tiemblo
y me amas...y te amo...y crece nuestro universo,
dónde ya no existe nada que no sean los sentidos,
y se escuchan los latidos de dos corazones locos
con el frenético ritmo de la danza del amor
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